Mentira

Heb. 3577 kazab, כָּזָב = «falsedad, engaño, mentira»; gr. 5579 pseûdos, ψεῦδος = «falsedad, mentira», lo contrario de la verdad o alétheia, ἀλήθεια. El otro vocablo griego para «mentira», hypokrino, ὑποκρίνω, procede del campo del teatro, sig. «fingir», como cuando el actor, identificado con su papel, finge ser lo que no es, de donde > hipocresía (hypókrisis, ὑπόκρισις), hipócrita (hypokrités, ὑποκριτής).
La mentira está prohibida repetidamente en la Palabra de Dios (p.ej. Ex. 23:7). Debe ser aborrecida por el justo (Prov. 13:5); se anuncia castigo sobre el que la practica (Prov. 19:5, 9). El convertido a Cristo se aparta de su antigua forma de vivir y, andando en novedad de vida, debe desechar la mentira y abrazar la verdad como un acto supremo de amor al prójimo: «hablad la verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros» (Ef. 4:25; cf. Mt. 5:33–37).
Los hombres se pueden mentir a sí mismos (Stg. 1:22), confundiendo los propios deseos con la realidad; pueden mentirse entre sí (Lv. 19:11); pueden mentir a Dios (Hch. 5:3, 4), aunque desde luego no puedan engañarlo.
La mentira es aborrecida por Dios porque destruye la recta comprensión de la realidad («andamos en tinieblas», cf. 1 Jn. 1:6), con lo que el hombre se desvía del verdadero conocimiento y comunión con Dios. La mentira destruye la confianza entre los hombres, oscurece el entendimiento, y lleva a la destrucción eterna, por eso en la Jerusalén celestial no habrá lugar para la mentira (Ap. 21:7; 22:15).
Dios no miente ni puede mentir (Nm. 23:19) por cuanto él es la realidad primera y última absoluta contra la que atenta toda mentira (cf. 1 Sam. 15:29; Tit. 1:2; Heb. 6:18). Por su parte, Jesús, Dios mismo manifestado en carne, es la misma «verdad», la verdad acerca de Dios y la verdad de lo que Dios quería que fuera el hombre, el cúmulo de todas las perfecciones (cf. Jn. 14:6). Por ello, aquel que tiene comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, exclama de corazón: «la mentira aborrezco y abomino; tu ley amo» (Sal. 119:163). Por el contrario, > Satanás es padre de mentira (Jn. 8:44), el primer mentiroso, que engañó a Eva empujando a la primera pareja a la muerte (Gn. 3:1–6). Véase HIPOCRESÍA.