NEFTALÍ, Tribu

Heb. 5321 Naphtalí, נַפְתָּלִי = «mi combate»; Sept. Nephthalí, Νεφθαλί, Nephthaleí, Νεφθαλεί, Nephthaleím, Νεφθαλείμ; NT y Josefo Nephthaleím, Νεφθαλείμ; Vulg. Nephthali. Tribu procedente de Neftalí; se dividía en cuatro grandes familias surgidas de los cuatro hijos de este patriarca (Gn. 46:24; Nm. 26:48, 49). Al comienzo de las marchas por el desierto, el príncipe de Neftalí era Ahira hijo de Enán (Nm. 1:15; 2:29; 7:78, 83; 10:27); le sucedió Pedael, hijo de Amiud (Nm. 34:28); el espía enviado a Canaán por la tribu de Neftalí era Nahbi hijo de Vapsi (Nm. 13:14).
Durante el primer censo en el desierto, la tribu contaba con 53.400 hombres capaces de llevar armas (Nm. 2:29, 30). En el segundo tenía 45.400 hombres (Nm. 26:50). La tribu de Neftalí acampaba al norte del Tabernáculo, al lado de Dan y de Aser (Nm. 2:29). Neftalí era una de las seis tribus que estuvo sobre el monte Ebal para maldecir a los transgresores de la Ley (Dt. 27:13; cf. Jos. 8:33). Le fue atribuida una región del norte de la tierra de Canaán. Su territorio limitaba al este con el Alto Jordán y el lago de Galilea; al sur, con Isacar y Zabulón; al oeste, con Zabulón y Aser (Jos. 19:34). Era una estrecha franja de territorio que medía alrededor de 80 Km. de norte a sur y su anchura de este a oeste variaba entre los 16 y los 24 km. Era un territorio accidentado en su mayor parte (Jos. 20:7), pero muy fértil. Su limite pasaba cerca del Tabor (Jos. 19:34). Ramá, Hazor, Cedes, Irón, Bet-anat y Bet-semes se hallaban entre las ciudades fortificadas de Neftalí (Jos. 19:36–38). Los levitas de la familia de Gersón recibieron tres ciudades en Neftalí: Cedes, Hamot-dor y Cartán. La primera servía asimismo como ciudad de refugio (Jos. 20:7; 21:6, 32; 1 Cro. 6:62, 76). Hasta el mismo inicio del período de los Jueces, los miembros de la tribu de Neftalí no consiguieron arrojar a los cananeos de Bet-semes y de Bet-anat, pero les impusieron tributo.
Esta tribu participó intensamente en la lucha que emprendieron Débora y Barac. Junto con Zabulón, afrontaron la muerte sobre las alturas del país (Jue. 4:6, 10; 5:18). Al llamamiento de Gedeón, los hombres de Neftalí empuñaron las armas (Jue. 6:35; 7:23). 1.000 jefes y 37.000 guerreros de esta tribu se unieron a David en Hebrón para ayudarle en el combate contra Is-boset (1 Cro. 12:34; cf. v. 40). Después de esta guerra, tuvieron por príncipe a Jerimot, hijo de Azriel (1 Cro. 27:19; cf. Sal. 68:28).
Hiram, el artesano que ejecutó los trabajos en bronce para el Templo de Salomón, era hijo de una viuda de Neftalí (1 R. 7:14). Ben-adad, rey de Siria, devastó el territorio de esta tribu (1 R. 15:20; 2 Cro. 16:4). Tiglatpileser, rey de Asiria, deportó a una gran cantidad de sus miembros (año 732 a.C., cf. 2 R. 15:29). Isaías hace alusión a estos hechos y consuela al pueblo abatido prediciéndoles, en nombre de Jehová, que el país devastado tendrá un especial privilegio: los que andan en tinieblas verán gran luz (Is. 8:22–9:6). Esta profecía se cumplió cuando Cristo hizo de este territorio el centro de sus actividades (Mt. 4:12–16). Corazín, Capernaúm y Tiberias se hallaban dentro de la región que había pertenecido a Neftalí.