CENSO

CENSO Enumeración y registro de los ciudadanos de un pueblo. En la antigüedad lo practicaban los romanos y las civilizaciones del Antiguo Oriente. El Antiguo Testamento menciona cinco cómputos formales hechos de la población hebrea. El primero (Éx 30:11–16; 38:26), para la ofrenda del tabernáculo, y el segundo (Nm 1–3), para el servicio militar (quizás basado en el primero), se realizaron en el monte Sinaí y dieron como resultado un número de 603.550 hombres mayores de 20 años.
El tercer censo (Nm 26), realizado cuando iban a entrar en Canaán, sirvió tanto de base para la división de la tierra como para propósitos militares, y su resultado fue de 601.630. Así, todo el pueblo que atravesó el desierto llegaría a unos 2.500.000, número sorprendentemente alto. El cuarto censo lo hizo David, según parece por orgullo militar (2 S 24). Ya que el país no pertenecía al rey sino a Jehová, solo Él tenía derecho de conocer el número de sus súbditos. Por tanto, la conciencia popular condenó el censo, y Dios, aunque provocó la ocasión de levantarlo (castigando el pecado de rebelión contra David), respondió con ira a esta arrogancia. La suma de 1.300.000 hombres de guerra (2 S 24:9; cf. 1 Cr 21:5) implicaría una población total de 5.000.000, que sería densa aun para el día de hoy.
El quinto censo se hizo con los que volvieron de Babilonia (Esd 2; cf. Neh 7:6–69) para fijar las herencias en la Tierra Santa, y dio como resultado 42.360. El Nuevo Testamento menciona dos censos romanos: Lc 2:1ss y Hch 5:37. (→ CIRENIO.) Recordemos, sin embargo, que no es fácil determinar con certeza si estos números son exactos, ya que en la antigüedad no se usaban números sino letras con equivalencia numérica

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