MONOGAMIA

Del gr. monos, «uno» y gamos, «unión». Modelo de relaciones afectivo-sexuales basado en un ideal de exclusividad entre dos personas unidas por vínculo matrimonial sancionado por la ley escrita o el derecho consuetudinario. La monogamia como comunidad indisoluble de vida entre un hombre y una mujer, en su forma estricta solo es reconocida por los católicos. Por lo general, se acepta el matrimonio monógamo, pero disoluble en ciertas circunstancias.
La monogamia es la condición creatural de la primera pareja (Gn. 2:18–24; cf. Mt. 19:5; 1 Cor. 6:16). > Lamec, hijo de Caín, fue el primero en violar la ley monógama tomando dos mujeres (Gn. 4:19). Sin embargo, Noé fue monógamo, como sus tres hijos (5:32; 8:15). Abraham, no obstante, practicó la > poligamia uniéndose a la esclava Agar para tener un hijo. Jacob tuvo dos esposas, Lía y Raquel, y dos concubinas, Zilpa y Bilhá (Gn. 29:15–30). David tuvo un verdadero harén de mujeres y concubinas (2 Sam. 3:2–5, 15), y de Salomón se dice que tenía 700 mujeres y 300 concubinas (1 R. 11:3).
La tradición yahvista, con su relato de la creación, pone de relieve la unicidad exclusiva de las relaciones contra la poligamia: La frase «son los dos una sola carne» (Gn. 2:24) expresa una situación permanente de unidad de los espíritus, más allá de los cuerpos. El primer relato de la creación, que se remonta a la tradición sacerdotal, expresa de una forma solemne la unidad del hombre y la mujer, aun dentro de la diferenciación de los sexos, que es querida por Dios en primer lugar para la procreación del género humano (Gn. 1:26–28).
En su respuesta a los fariseos acerca del divorcio, Jesús afirma que el matrimonio monógamo estable entra en el proyecto primordial de Dios, el cual no prevé ninguna excepción a la indisolubilidad, precisamente por estar inscrita en la naturaleza misma del hombre y de la mujer en tanto que seres complementarios (Mt. 19:4–9; cf. Gn. 1:27 y 2:24). A los pastores y responsables de las comunidades cristianas se impone el deber de ser monógamos, entre otras cualidades excelentes (1 Ti. 3:1–7, 8–13). Véase MATRIMONIO, POLIGAMIA.