MISNÁ o MISNAH

Heb. Mishnah, מִשְׁנָה, de la raíz shanah, שׁנה = «repetir», de ahí, «estudiar [repitiendo]», porque la enseñanza se impartía de forma oral mediante repetición. Con esta palabra el judaísmo ortodoxo designa la Ley oral, por oposición a la palabra miqrá, que representa la Ley escrita. La Misnah puede significar varias cosas: a) la tradición oral, globalmente considerada; b) las enseñanzas de los doctores rabínicos hasta el siglo II d.C., y c) la colección del material hecha por Yehudah ha-Nasi, en el siglo II–III d.C.
1. Historia y composición.
2. Contenido.
I. HISTORIA Y COMPOSICIÓN. Tras la caída del Templo de Jerusalén (70 d.C.), los judíos prominentes en el cultivo de la Biblia y la religión, entonces «rabinos», más tarde denominados los «sabios», entendieron que no podrían subsistir como nación si no llevaban a cabo lo que se ha llamado un «repliegue identitario», a saber, concentrarse en sus señas de identidad.
A partir de ese momento había que vivir sin el culto de un Templo ya inexistente; había que concentrase en la lengua hebrea como vehículo de la revelación, en la literatura bíblica, sobre todo la Ley de Moisés, haciendo hincapié en su expansión, la denominada «Ley oral», es decir, las normas más modernas, derivadas o no de la Ley, que los sabios habían ido desgranando hasta entonces en sus comentarios y que, hechas de buena fe, se creían un desarrollo de normas o leyes complementarias recibidas por Moisés mismo también en el Sinaí, como complemento de la Ley escrita. Había que runirse en torno a la oración, la observancia del sábado con la asamblea en las sinagogas, centradas en torno a la Ley, y había que seguir practicando la circuncisión. Sobre todo ello desarrollaron los sabios interpretaciones legales muy precisas que se denominan la halakhah, el «camino», que fueron difundiendo y que los mismos sabios se encargaron de recalcar que eran de obligatorio cumplimiento para todo buen judío.
Desde este punto de vista, los sabios advirtieron también que la multiplicidad de las corrientes doctrinales dentro del judaísmo de la época anterior a la destrucción del Templo no podía ya ser permitida sin peligro de perder la identidad judía como tal.
Gracias a rabí Yojanán ben Zakkai, que logró escapar del cerco de Jerusalén por los romanos y fundar una escuela cerca de Jaifa, la tradición judía logró renacer después de la destrucción del Templo y la abolición del culto. Él y un grupo de rabinos comenzaron a poner por escrito las enseñanzas orales de los maestros anteriores antes de que se perdiesen para siempre. Hacia el año 200 d.C., el rabino Yehuda Ha-Nasi fijó por escrito todas las tradiciones rabínicas halladas en los registros privados de sus predecesores. Así surgió la Misnah, que recoge dictámenes de cinco o seis generaciones de unos 260 doctores de la Ley, llamados tannaím, «los que enseñan», para contraponerlos a los doctores posteriores a la redacción de la Misnah, que se llaman amoraítas, «los que hablan». Contiene, por un lado, disposiciones que aclaran y precisan la Ley de Moisés, y por otro, sentencias de maestros ilustres que la comentan. Por tanto, es un primer comentario a la Ley o Torah. Las opiniones recogidas van desde el 200 o 250 a.C. hasta el 200 d.C. aproximadamente.
Los comentarios interpretativos (midrashim) de los tannaím se movían en dos direcciones: una narrativa (haggadah), la otra moral-jurídica (halakhah). Para finales del siglo II d.C., estos comentarios ya estaban recogidos y transcritos en la Misnah, a la que pronto se reconoció autoridad en las escuelas rabínicas. La Ley oral fue atribuida a Moisés, en paridad con la Ley escrita o > Torah, dado que la Ley oral o «tradición de los ancianos» representaba el desarrollo y explicitación de aquella. Según el tratado misnaico Pirqé Aboth, Dios reveló la Ley oral a Moisés en el Sinaí y este la transmitió a sus sucesores.
El hebreo bíblico había dejado de hablarse hacía siglos cuando se compuso la Misnah. En la mayor parte del país se hablaba > arameo. En Judea se había formado un nuevo dialecto del hebreo, un hebreo simplificado que ya no es la lengua bíblica, con importantes diferencias gramaticales y de vocabulario. En él está escrita la Misnah. En contraposición al bíblico, el hebreo misnaico se preocupa por determinar la lógica que liga las diferentes oraciones. El texto de la Misnah está destinado a ser memorizado y está escrito de tal modo que su memorización se lo más fácil posible. Con frecuencia las mismas construcciones sintácticas se repiten una y otra vez, cambiando sólo ciertas palabras, pero conservando la misma estructura de las oraciones. Varias generaciones de tannaím aprendieron de memoria grandes partes de la Misnah antes de que esta encontrara forma escrita.
La mayor parte de la inmensa masa de preceptos y opiniones legales (halajot) contenidos en el texto mishnaico aparecen en forma concisa, sin justificación alguna ni en las Escrituras ni en las razones de maestros que los propusieron. Esto hizo necesaria la Toseftá («el suplemento»), escrita por los mismos autores y al mismo tiempo que la Misnah. En ella se recogen y aclaran todas las tradiciones y opiniones legales conservadas oralmente y que no cabían o no se juzgaban dignas de figurar en la esa antología esencial de la ley oral que era la Misnah. La Toseftá tiene la misma división en órdenes y tratados que la Misnah.
Después de la muerte de Yehuda Ha-Nasi, se sintió la necesidad de completar y de explicar la Misnah. Los dos comentarios de la Misnah redactados por los doctores judíos de las escuelas de Tiberias (Palestina) y de Babilonia reciben el nombre de Gemará, escrita en arameo, y que recoge comentarios posteriores redactados a partir del estudio de la Misnah, cuyo texto trabaja en detalle, con carácter preferentemente haggádico. Estas dos partes unidas —Misnah y Gemará— constituyen el > Talmud o «estudio», que también contiene las Haggadoth, conjunto de proverbios, fábulas y relatos populares que se intercalaban en medio de los debates, y las Halakhoth, plural de halakhah, que significa «la conducta» o «la marcha». El Talmud no es más que la Misnah y su comentario. La Misnah es la esencia, el núcleo del Talmud, en torno al cual ha girado la vida del judaísmo histórico.
II. CONTENIDO. El contenido de la Misnah es principalmente jurídico-religioso (halakhah), y contiene por tanto las leyes tradicionales, a las que se trató de hallar base bíblica, como leyes deducidas de un minucioso análisis exegético, realizado según el método llamado > midrash y a partir del Texto Sagrado. No hace diferencia entre derecho religioso y civil. Contiene 63 «tratados» —massakhoth, מַסָּכוֹת— reunidos por secciones temáticas u «órdenes» –sedarim, סְדָרִים—, en número de seis. Cada massékheth se divide en «capítulos» —peraqim, פְּרָקִים—, y cada capítulo en «sentencias» —misniyyoth—. Las seis órdenes o sedarim son las siguientes:
1. Zeraím, זְרָעִים = «semillas», leyes agrícolas, precedidas por un tratado sobre las oraciones diarias; comprende once tratados o massakhoth.
2. Moed, מוֹעֵד = «fiestas», sobre todo el sábado y las festividades; comprende doce tratados.
3. Nashim, נָשִׁים = «mujeres», derecho matrimonial; comprende siete tratados.
4. Neziqim, נְזִיקִים = «daños», derecho penal y civil; comprende diez tratados.
5. Qodashim, קֹדָשִׁים = «cosas sagradas», sacrificios y servicio del Templo; comprende once tratados.
6. Tohoroth, טָהֹרוֹת = «purezas», leyes de pureza e impureza; comprende doce tratados.
La suma total es de sesenta y tres tratados, con sus correspondientes capítulos y secciones. Pese a lo que pueda parecer, la Misnah no es ningún código legal que establezca lo que ha de hacerse. El propósito de R. Yehudá fue el de recoger el cúmulo de la tradición como instrumento, no solo para su conservación, sino como base para encontrar la decisión legal.
La primera edición de la Misnah (y del Talmud) tuvo lugar en Guadalajara (España), en 1482. Pero debido a que de esta edición solo se han conservado algunos restos y no se conoce exactamente su alcance, se considera la edición de Nápoles de 1492, publicada por Soncino, como la primera. Véase GEMARÁ, HALAJÁ, JUDAÍSMO, LEY, MIDRÁS, RABINISMO, TALMUD, TOSEFTÁ, TRADICIÓN.
BIBL. C. Del Valle, ed., La Misná (Sígueme 1997); G. Cornfeld, “Mishná”, en EMB II, 240–247; D. Gonzalo Maeso, Manual de Historia de la literatura hebrea (Madrid 1960); R.T. Herford, Christianity in Talmud und Midrash (Williams & Norgate, Londres 1903); P. Lenhardt y M. Collin, La Torá oral de los fariseos (EVD 1991); J. Mosterín, Los judíos. Historia del pensamiento (Alianza, Madrid 2006); J. Peláez, Para entender a los judíos (Almendro 1984); P. Stefani, “Lectura judía de la Biblia”, en NDTB, 998–1018; H.L. Strack y G. Stemberg, Introducción a la literatura talmúdica y midrásica (Inst. San Jerónimo, Valencia 1982).