Leví, Levitas

Tercer hijo de Jacob y Lea y su descendencia. Nació en Padan-aram, lugar del destierro de Jacob cuando este huyó de su hermano Esaú (Gn 27:41ss). Junto con su hermano Simeón, Leví llevó a cabo la matanza a traición de los habitantes de Siquem, en venganza por la deshonra de su hermana, Dina. Esta había sido violada por Siquem, hijo de Hamor heveo (Gn 34). Por eso, en su profecía final Jacob censuró a estos dos hijos suyos y con dolor les negó la unidad tribal (Gn 49:5, 6). En cuanto a Leví este castigo se modificó más tarde por el celo de sus descendientes manifestado en la destrucción de tres mil de los idólatras culpables de la orgía alrededor del becerro de oro (Éx 32:25–29).
Los nombres de los tres hijos de Leví nacidos en Egipto corresponden con las divisiones principales de los levitas: Gersón, Coat y Merari (Gn 46:11; Éx 6:16ss; Nm 3:17ss; 1 Cr 6:16–48). Moisés y Aarón eran de la familia de Coat por parte de su padre, Amram. Su madre, Jocabed, también era de linaje levita (Éx 6:18ss).

Foto de Howard Vos
El monte de Gabaón (izquierda), una ciudad asignada a los levitas y sacerdotes durante el tiempo de la conquista de Josué de Canaán (Jos 21:17). La moderna villa de el-Jib está a la derecha.
Por herencia el sacerdocio pertenecía a la familia de Aarón. Los levitas representaban el tercer grado en la jerarquía eclesiástica compuesta también del sumo sacerdote y los sacerdotes. Ocuparon el lugar de los primogénitos de las otras tribus que por derecho pertenecían a Dios (cf. la muerte de los primogénitos egipcios en la lucha con Faraón antes del éxodo). En el censo había 22.273 primogénitos de los hijos de Israel y solo 22.000 levitas que iban a ser dedicados a Jehová en vez de aquellos. Para redimir a los 273 restantes fue necesario pagar cinco siclos por cada uno (Nm 3:9, 11–13, 40, 41; 8:16–18).
Como oficiales encargados del culto, los levitas cuidaban del santuario y ayudaban a los sacerdotes (Nm 1:50; 3:6, 8; 18:2; 1 Cr 23:28; Esd 3:8, 9). En el cuadro del campamento ideal de Israel los levitas levantaban sus tiendas alrededor del tabernáculo, eran los guardianes y lo conducían de lugar en lugar; cada una de las tres familias cargaba una parte (Nm 1:50; 2:1–3:39). Más tarde, al construirse el templo, se encargaban de cuidarlo y velar por las actividades que se llevaban a cabo en él. Ayudaban a los sacerdotes a preparar los sacrificios y a recaudar y distribuir las contribuciones del pueblo (2 Cr 30:16, 17; 35:1ss). Se hicieron cargo del canto y los instrumentos de música (2 Cr 30:22; Neh 8:7).
Servían en el santuario desde los 25 ó 30 años de edad hasta los 50 (Nm 4:3; 8:24, 25), aunque parece que David estableció la edad de 20 años como requisito para ingresar al servicio (1 Cr 23:24–27). Después de cumplir los 50 años el levita podía servir en la guardia, pero no para ministrar dentro del santuario (Nm 8:25).
Los levitas moraban en cuarenta y ocho ciudades, con sus ejidos, esparcidos entre las otras tribus (Lv 25:32ss; Nm 35:1–8; Jos 21:1–4). De estas ciudades, trece pertenecían a los sacerdotes y seis estaban designadas como ciudades de refugio (Nm 35:1–8; Jos 20 y 21). Se mantenían por las ofrendas del templo y los diezmos del grano, fruto y ganado (Nm 18:18–24). Ellos a su vez entregaban a los sacerdotes la décima parte de sus diezmos (Neh 10:37, 38), pues como no eran dueños de ninguna tierra estos diezmos se consideraban las primicias que debían ofrecer al Señor.
Como los sacerdotes, los levitas ministraban en el santuario por turnos según su orden (1 Cr 24:31; 28:13, 21; 2 Cr 8:14; Neh 13:30). Los ritos dedicatorios de purificación propiciaban su santidad simbólica (Nm 8:5–13). La Biblia no habla de una vestimenta especial para los levitas, pero según Josefo los cantores levíticos recibieron del rey Agripa II el privilegio de vestir túnicas sacerdotales de lino.
En el Nuevo Testamento hay referencias a los levitas en Lc 10:32; Jn 1:19 y Hch 4:36.