Ortiga

El hebreo emplea dos palabras que se traducen por «ortiga», que prob. significan especies de la misma planta o diferentes arbustos espinosos.
1. Heb. 2738 jarul, חָרוּל, prob. «puntiagudo», de donde «espino, ortiga»; Sept. phrýgana agria, φρύγανα ἄγρια; Vulg. sentes, urtica y spina: «por todos lados habían crecido ortigas» (jarullim, חֲרֻלִּים, Prov. 24:30–31).
2. Heb. 7057 qimmosh, קִמֹּושׁ, o también qimosh, קִימֹושׁ (Is. 34:13; Os. 9:6), y 7063 qimmashón, קִמָּשֹׁון (Prov. 24:31), de una raíz inusitada que sign. «punzar». Planta espinosa, tal vez el cardo, aunque se han ofrecido diferentes interpretaciones. Aparece primero en Is. 34:13: «Sobre sus palacios crecerán espinos; y sobre sus fortalezas, ortigas y cardos»; después en Os. 9:6, en relación con la búsqueda de auxilio en Egipto frente a Asiria: «He aquí, ellos se irán a causa de la destrucción; Egipto los recogerá, y Menfis los enterrará. Los espinos heredarán sus codiciables tesoros de plata, y la ortiga crecerá en sus moradas». Por último, el libro de Prov. la utiliza como imagen de un campo abandonado por el perezoso, donde es mencionada juntamente con jarul: «Habían crecido ortigas [qimmashón]; los cardos [jarulim] habían cubierto el área» (24:31). La Sept. traduce akánthina xyla, ἀκάνθινα ξύλα, ákantha, ἄκανθα, ólethros, ὄλεθρος; y la Vulg. urticae. Todos los comentaristas están de acuerdo en que esta palabra denota la urtica, de las que hay distantas variedades en Palestina, la más común la Urtica pilulifera, una planta alta y vigorosa, cuyas espinas son muy irritantes. La presencia de estas plantas denota un campo descuidado, abandonado. Véase CARDO, ESPINA.