Magnificat

. Nombre que recibe el cántico que María, la madre del Señor Jesús, compuso en gozosa alabanza. Recibe este nombre por la palabra con que empieza en la versión latina Vulgata (Lc. 1:46–55). En este cántico María reconoce que Dios es el Salvador de ella (v. 47) y agradece la bienaventuranza de que ha sido objeto (vv. 48–50); proclama la grandeza de Dios en Su protección de los humildes y afligidos, y en Su juicio contra los soberbios de corazón (vv. 51–53); relaciona el nacimiento del Mesías con la escatológica bendición de Israel (vv. 54–55). Este bello poema está impregnado del conocimiento de Dios en las Escrituras del AT, y muestra que María era una estudiosa atenta de la Palabra de Dios.
Cántico que dirigió María al Señor después que recibió la salutación de su prima Elisabet, antes del nacimiento de Cristo (Lc 1:46–55). En latín el cántico comienza con la palabra magnificat. El modelo de este poema lírico fueron salmos veterotestamentarios y tiene especial afinidad con el cántico de Ana (1 S 2:1–10). Como María, Ana fue una mujer piadosa que milagrosamente tuvo un hijo gracias a la intervención de Dios. Samuel, el hijo de Ana, ungió a David como rey de Israel (1 S 16). El Hijo de María es el Rey davídico que no tendrá fin y reinará para siempre (Lc 1:32–33).
El Magnificat consta de dos secciones importantes. La primera que se encuentra (46–49) es muy personal y exalta la benevolencia que tuvo Dios hacia ella al escogerla como madre del Mesías. La segunda (50–55) se relaciona con la actividad de Dios con la venida de Jesús y todo lo que esto representa. Estas dos secciones abarcan cuatro estrofas que describen lo siguiente:
1. La gozosa alabanza y gratitud de María por la bendición recibida.
2. El carácter y la misericordiosa disposición de Dios hacia todos los que lo honran.
3. La soberanía y el amor especial de Dios hacia los humildes en el mundo.
4. La excepcional misericordia de Dios hacia Israel.