ORDENAR, ORDEN

Heb. 6186, verbo arakh, ערך, raíz prim. «poner en hilera, arreglar, ordenar, comparar»; gr. 5021 tasso, τάσσω = «poner en orden, disponer»; sustantivo 5010 taxis, τάξις = «disposición, orden»; 5001 tagma, τάγμα, sign. aquello que ha sido dispuesto en orden; es un término especialmente militar, que indica una compañía; se utiliza metafóricamente en 1 Cor. 15:23 al hablar de quienes tienen parte en la primera resurrección; lat. ordo = «orden».
El término arakh aparece por primera vez en Gn. 14:8 para describir el orden o disposición de combate de los reyes cananeos. Otro tanto se dice de las batallas de Israel. En el libro de Job, aparece varias veces refiriéndose al arreglo u ordenamiento de palabras, como en argumentos y refutaciones (Job 32:14; 33:5; 37:19). El orden es una indicación de justicia, de transparencia moral: «He aquí que yo he preparado mi causa, y sé que seré declarado justo» (Job 13:18).
En sentido cosmológico, el orden refleja la ley, el curso determinado por Dios a cada aspecto de su creación: «¿Conoces tú las ordenanzas de los cielos?» (Job 38:33). Por el contrario, la > muerte es «tierra lóbrega como la oscuridad, de densas tinieblas y desorden» (Job 10:22). En los libros sapienciales, «el orden y la medida» constituyen la marca distintiva del Creador.
En el NT, se continúa en esta misma línea de pensamiento, mostrando que Dios es un Dios de orden y no de confusión. En conclusión, dice Pablo, «hágase todo decentemente y con orden» (1 Cor. 14:40). Dios ordenó a Moisés la manera en que tenía que hacer el > Tabernáculo conforme a un plan previo (Hch. 7:44), y sigue enseñando a las iglesias por medio de los apóstoles el orden a seguir en las asambleas y en el sustento de los pastores (cf. 1 Cor. 7:17; 9:14).
La > soberanía de Dios se muestra al decirse que creyeron aquellos que «estaban ordenados para vida eterna» (Hch. 13:41).