NARIZ

Heb. 639 aph, אַף = «nariz», conducto por el que se respira, dual, appáyim, אַפַּיִם, «narices»; 5170 nájar, נַחַר, fem. najarah, נַחֲרָה, «nariz, bufido»; nejarim, נְחַרִים, «fosas nasales».
Órgano de la respiración, cuya dilatación expresa la vida. Después de ser formado del polvo de la tierra, Dios infunde en las narices del hombre el aliento de vida, o sea, la respiración que le hace vivir (Gn. 2:7).
Órgano del olfato al mismo tiempo, de gran importancia debido al aprecio de los orientales por los perfumes (Am. 4:10, Lam. 4:20; Sal. 115:6). Por la repercusión que acusan los sentimientos de ira en el fenómeno respiratorio, la nariz pasó a significar la ira: «De sus narices sale humo, como de una olla o caldero que hierve» (Job 41:20; cf. Ex. 15:8; Dt. 9:19; 29:19; 32:22; 2 R. 24:20; Prov. 22:24).
Como parte del todo, la misma palabra designa en muchos pasajes la cara y su gesto. «Nariz alta» o «nariz baja» son respectivamente rostro altanero y gesto abatido (Gn. 3:19; 19:1; 42:6; 1 Sam. 24:9; 25:41; 28:14). Véase ALIENTO, ESPÍRITU, IRA, RESPIRACIÓN.