Lomos

1. Heb. gral. en forma dual 2504 jalatsáyim, חֲלָצַיִם = «lomos», en cuanto sede de la fuerza y el vigor (Job 38:3; 40:7; Is. 5:27; 32:1); o simplemente, parte del cuerpo humano (Job 31:20; Jer. 30:6); por eufemismo, «poder generador» de que proceden los descendientes (Gn. 35:11; 46:26; Ex. 1:5; 1 R. 8:19; 2 Cro. 6:9; Sal. 132:11); ac. hinsa; Vulg. lumbi.
2. Heb. 4975 mothen, מֹתֶן, de una raíz inusitada que sign. «ser delgado», prop. «cintura, lomo», pl. mothenáyim, מָתְנַיִם = «lomos», asiento de la fuerza.
3. Gr. 3751 osphýs, ὀσφύς, usado en sentido natural (Mt. 3:4; Mc. 1:6); como sede del poder generativo (Hch. 2:20; Heb. 7:5, 10); y como figura y metáfora, en el sentido de disposición para el servicio activo y el buen comportamiento (Lc. 12:35; Hch. 2:30; Ef. 6:14); por ceñirse «los lomos de la mente» (1 Pd. 1:13) se entinde el estado de alerta necesario para la sobriedad y para dirigir la propia esperanza de una manera perfecta.
Para los hebreos, así como para otros pueblos de la antigüedad, en la región lumbar, que se encuentra entre las costillas y la cadera, se concentraba el vigor del hombre y del animal (Job 40:16; Prov. 31:17). Por eso, «herir los riñones» significaba quitar la fuerza (Dt. 33:11).
Para emprender labores o actividades que requerían un esfuerzo especial, se ceñían los lomos por la cintura (1 R. 18:46; 2 R. 4:29; 9:1; Prov. 31:17). A la hora de hacer penitencia o manifestar dolor por una pérdida, se ceñían los lomos con un cilicio (Gn. 37:34; 1 R. 20:31, 32; Sal. 66:11; Is. 20:2; 32:11; Jer. 48:37; Am. 8:10).
El cordero pascual había de comerse ceñidos los lomos, prestos para el servicio de Dios (Ex. 12:11), como Jeremías a la hora de transmitir el mensaje divino (Jer. 1:17). La misma actitud y disposición recomienda Jesús a sus discípulos, que debe tener ceñidos los lomos y encendida la lámpara (Lc. 12:35). Del Mesías se dice que «la justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad lo será de su cintura» (Is. 11:5). Véase RIÑONES.