Orfebre

Heb. 6885 tsoreph, צֹרֵף = «fundidor»; gr. 695 argyrokopos, ἀργυροκόπος, khoneutés, χωνευτής; artesano o artífice que trabajaba el oro y la plata (cf. Is. 40:19; Jer. 10:9).
La tarea de estos artesanos consistía en la fabricación de vasijas, ornamentos y joyas de oro. Ya en la antigua Sumeria se hallan exquisitas muestras de esta actividad. El mayordomo de Abraham obsequió a Rebeca con joyas de oro (Gn. 24:22, 53; 35:4; 38:18; Dt. 7:25). El antiguo Egipto ha dado también numerosas muestras de un gran refinamiento en el arte de trabajar el oro, incluso en el período predinástico.
Los procesos de los orfebres en el trabajo del oro eran: a) el refinamiento del oro impuro (Job 28:1; Prov. 17:3; 25:4; 27:21; Is. 1:25; Mal. 3:3); b) la conformación deseada de los objetos, para lo que empleaban la fundición, el cincelado, el laminado, etc. Con el oro se hacían y hacen efectos de granulación, dorado y, en forma de delgados hilos, confección de tejidos.
Durante la peregrinación por el desierto, Bezaleel y Aholiab se dedicaron a trabajar en la fabricación de todos los objetos de oro para el culto del Tabernáculo (Ex. 31:1–6), prob. siguiendo una técnica aprendida en Egipto. Los fenicios poseían mayor habilidad en este arte que los judíos, al menos en tiempos de Salomón (Jue. 3:24, 27; 17:4; 1 R. 7:13, 45, 46; Is. 41:7; Sab. 15:4; Eclo. 38:28).
En el NT, se menciona a > Alejandro «el calderero» (ho khalkeús, ὁ χαλκεύς) de Éfeso, y a Demetrio «el platero» (argyrokopos, ἀργυροκόπος) de la misma ciudad, dedicados a la fabricación y comercio de templecillos de plata (naoí argyroî, ναοὶ ἀργυροῖ), negocio puesto en peligro por la propagación del cristianismo (Hch. 19:24, 28; 2 Ti. 4:14). Véase FUNDIDOR, HERRERO, METAL, PLATERO.