Mosquito

Heb. kinnam, כִּנָּם, pl. kinnim, כִּנִּים = «mosquitos», que constituyeron una de las plagas de Egipto, pero que algunas versiones traducen «piojos» (Ex. 8:16ss.; comp. Sal. 105:31); gr. 2971 kónops, κώνωψ, «insecto pequeño»; Vulg. culex. Insecto abundante en lugares palustres. Los egipcios se protegían por las noches de sus exasperantes picaduras durmiendo bajo mosquiteros (Heródoto, 2, 95). Los términos heb. y gr. no son de un gran rigor sistemático, pues en el caso primero induce a incluir el «piojo», y en el segundo la > mosca. Con todo, designan evidentemente una especie particular de culex; este insecto posee una trompa, cuerpo ahusado, dos alas transparentes, y patas largas. Se alimenta de sangre.
Jesucristo alude al mosquito en una especie de proverbio inventado por él o existente en su día, cuando acusa a los fariseos de «guías ciegos, que coláis el mosquito pero tragáis el camello» (Mt. 23:24). Contrasta uno de los insectos más pequeños con uno de los animales más grandes para resaltar el pecado de los que hacen de la religión una mera cuestión de escrúpulo respecto a faltas pequeñas y una carencia de visión para las grandes faltas morales.
La costumbre de filtrar meticulosamente el vino entre los judíos se explica por la prohibición levítica: «Todo otro insecto alado de cuatro patas os será detestable» (Lv. 11:23), y las > heces del vino son proclives a la incubación y nacimiento del «mosquito del vino» o Culex vinarius. Véase PIOJO.