MIDRÁS o MIDRASH

Heb. midrash, מִדְרָשׁ, de la raíz darash, דרשׁ = «investigar, examinar, estudiar, exponer». En Esdras 7:10 se traduce como «búsqueda», referido a la Ley. En 2 Cro. 13:22 se vierte por «historia»; pl. midrashim.
Nombre usado para designar varias formas de escritos explicativos y exegéticos judíos de las Escrituras, redactados en hebreo o arameo. Contienen las interpretaciones que diversos rabinos dieron a las leyes y costumbres estipuladas en el AT. Los elementos más antiguos de los textos midrásicos fueron compuestos, al parecer, antes del 100 a.C. por los escribas; los más tardíos pertenecen al siglo VI d.C.
Un midrás es una serie de explicaciones, desarrollos poéticos y comentarios homiléticos que acompañan al AT. Se distinguen los Midrás Halalkah y los Haggadah. Los primeros acompañan a la Torah, como p.ej. Melqita, Siphrá y Siphré, y los segundos a la Torah y los Megilloth o escritos, como el Midrás rabbá, el Gran Midrás. El midrás halájico trata las cuestiones legales a partir de la Ley escrita, mientras que el hagádico es de carácter narrativo, formado por leyendas, sermones e interpretaciones de las partes narrativas de la Biblia y relativos a la ética y la teología más que a la Ley. Las formas y estilos de estos escritos reflejan una considerable flexibilidad, desde la parábola y el sermón hasta las codificaciones legales.
Desde el punto de vista cronológico, se pueden identificar en primer lugar los midrashim tannaíticos, es decir, las interpretaciones de los maestros de la ley oral, que van desde el siglo I a.C. hasta la redacción final de la > Mishnah (siglo III d.C.). Se atribuyen sobre todo a las dos principales escuelas rabínicas de la época: la de > Hillel y la de > Shammai. A su vez, una segunda fase cronológica guarda relación con el período de los amoraim, es decir, de los rabinos o intérpretes que vivieron entre la redacción final de la Mishnah y el final de la época talmúdica (siglo VII d.C.).
El conocimiento de las reglas midrásicas de interpretación no solo es fundamental para analizar los diversos midrashim que nos ha transmitido la tradición judía, como la Melkita del Éxodo, o el Sifré de los Números y el Deuteronomio, sino también para valorar la metodología con que el NT interpretó el Antiguo, pues cuando aquel cita a este, se observa que los apóstoles siguieron los métodos midrásicos al uso. P.ej., la regla qal wahomer, conocida también como «argumentación a fortiori», puede reconocerse en Ro. 5:15–21; Lc. 1:13; Jn. 7:23. De forma análoga, la regla según la cual dos textos bíblicos que comparten las mismas palabras se explican mutuamente, se encuentra también en Ro. 4:1–12, donde Pablo se refiere a Gn. 15:6 junto con el Sal. 32:1–2, debido a que el verbo «contar» o «atribuir» está presente en ambos textos. La predicación de Pedro, Pablo y Esteban y toda la epístola a los Hebreos son un claro ejemplo de midrás cristiano. Véase HAGGADAH, HALAKHAH, INTERPRETACIÓN JUDÍA, MISHNAH, TALMUD.