LONGINOS

Nombre dado por la literatura cristiana apócrifa al soldado que «abrió el costado [de Jesús] con una lanza» (Jn. 19:34), según consta en la tradición consignada por primera vez en las Actas de Pilato (siglo V). Otra tradición muy posterior afirma que el soldado era ciego y recobró la vista gracias a una gota de la preciosa sangre que salía a borbotones de la herida del costado de Jesús. En este caso el nombre vendría, por etimología popular, del gr. lonkhe, λόγχη = «lanza»; Longinos vendría a significar «lancero». A finales del siglo VI fue venerada en Jerusalén una lanza que supuestamente perforó el cuerpo de nuestro Salvador. En el año 615, Jerusalén fue tomada por un teniente del rey persa Cosroes. La punta de la Lanza, que estaba partida, fue donada el mismo año a Nicetas, quien la llevó a Constantinopla y la depositó en la iglesia de Santa Sofía, que su vez fue regalada siglos después por Baldwin a San Luis (en 1244), quien la engarzó con la Corona de Espinas en la Sainte Chapelle. Durante la Revolución francesa estas reliquias fueron trasladadas a la Biblioteca Nacional de París y, aunque la corona se ha preservado hasta nuestros días, la lanza desapareció.