ESTRELLA

ESTRELLA Traducción del término con que los hebreos denominaban a todas las luminarias celestes como planetas, meteoros y cometas, excepto el sol y la luna.
Dios creó las estrellas. Fijó sus órbitas (Jue 5:20) y su número, y las llama por nombre. Por eso pregonan la gloria de Dios (Gn 1:16; Sal 8:3; 19:1–6; 147:4; Is 40:26). La innumerable multitud de estrellas es símbolo de la generosidad de Dios (Gn 15:5; 22:17; 26:4; Dt 1:10; 10:22; 28:62; Neh 9:23; Nah 3:16; Heb 11:12). Incidentalmente se mencionan constelaciones en el Antiguo Testamento, pero raras veces es posible interpretar con seguridad las palabras hebreas. Se han sugerido las siguientes identificaciones: Arturo u Osa Mayor (Job 9:9; 38:32); los (doce) signos del zodíaco (2 R 23:5; Job 38:32); Orión «el cazador» y las Pléyades (Job 9:9; 38:31; Am 5:8).
Desde la antigüedad, en el Oriente se ha creído que las estrellas influyen en el destino de las personas y por eso se les atribuye inteligencia y poder que pueden beneficiar al hombre (Jue 5:20; cf. Hch 27:20). Así, muchas religiones consistían en el culto que en mayor o menor grado se tributaba a las estrellas.
Los egipcios, fenicios y caldeos aventajaban a los hebreos en conocimientos astronómicos, pero la ciencia de esas naciones estaba mezclada con supersticiones e idolatría (Is 14:12–15). A Israel se le amonestó contra semejante infidelidad, pero a menudo desobedeció esta prohibición (Dt 4:19; 17:3; 2 R 17:16; 21:3, 5; 23:4, 5; Jer 8:2; 10:2; 19:13; Am 5:26; Sof 1:5; Hch 7:42, 43; cf. Ro 1:18–21, 25).
Con los términos estrellas y → LUCEROS se designan a ciertos gobernantes y personas ilustres de la tierra (Is 14:4, 12s; Dn 8:10), o habitantes de los cielos (→ ÁNGELES). A David y su antitipo el Mesías se ven así (Nm 24:17). Como signos celestiales las estrellas indican tiempos de calamidad pública que involucran a los gobiernos de las naciones (Ez 32:7; Jl 2:10; Mc 13:25//; Ap 6:13). A Cristo se le llama la estrella resplandeciente y el lucero de la mañana (2 P 1:19; Ap 22:16). Los ángeles de las iglesias de Asia Menor reciben el nombre de estrellas (Ap 1:16, 20; 2:1; 3:1). Los ángeles caídos y los creyentes apóstatas se presentan como estrellas caídas (Ap 8:10; 9:1; 12:4).