CUERPO DE CRISTO

CUERPO DE CRISTO En la Biblia se usa esta expresión en tres sentidos:

El Cuerpo Físico
El «tabernáculo» de su encarnación, como reza en Heb 10:5: «Por lo cual, entrando en el mundo dice: … me preparaste cuerpo». Este cuerpo era humano: sentía sed, hambre y cansancio. Así que Cristo no solo tuvo solamente forma o apariencia de la humanidad, sino que era completa y perfectamente hombre (Flp 2:6–8; Col 2:9), pero sin pecado (Heb 4:15). En este cuerpo Cristo padeció, lo crucificaron y sepultaron (Mt 27:58). (→ JESUCRISTO; ENCARNACIÓN.)
Resucitado, el mismo cuerpo (Lc 24:3) sufrió, según parece, cierta modificación. No dejó de ser físico, humano, pues Cristo comió y bebió para comprobarlo, y mostró sus heridas a sus discípulos (Lc 24:39, 43). Sin embargo, parece que ya no necesitaba de la comida física para sostenerse ni estaba sujeto a las leyes naturales del espacio: se apareció en cuartos cerrados (Jn 20:19), a la orilla del mar de Galilea (21:1ss), etc.
Tal parece que este cuerpo resucitado y glorificado fue la forma que tomó Cristo en su transfiguración (Mt 17:2). Por cuanto Pablo se refiere a la resurrección de Cristo como «las primicias» de la resurrección de los fieles (1 Co 15:20), se supone que el cuerpo de Cristo resucitado revela la naturaleza del «cuerpo celestial» (1 Co 15:40; Flp 3:21) que ha de tener el cristiano. (→ RESURRECCIÓN.)

El Cuerpo Simbólico
Al instituir la Santa Cena, Jesucristo ofreció pan a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado» (Lc 22:19). Desde entonces, el pan de la eucaristía o comunión ha simbolizado el cuerpo y la vida que Jesucristo ofreció en el Calvario para justificar y liberar a los que por la fe se identifican con su sacrificio (→ CENA DEL SEÑOR).

El Cuerpo Místico
Se refiere a la Iglesia, o sea, el conjunto de cristianos que representan la «encarnación» actual de Cristo en el mundo. Él prometió estar con ellos mediante su Espíritu Santo, «todos los días, hasta el fin» (Mt 28:20). Pablo emplea esta figura a menudo para ilustrar la naturaleza vital y dinámica de la Iglesia (Ef 1:23), su expansión y crecimiento (3:6), y sobre todo su unidad en medio de una profusión y diversidad de dones (Ro 12:5; 1 Co 12; Ef 4:3–16). Apela a la figura del cuerpo para que cada cristiano comprenda la relación de facto y funcional que goza con los demás cristianos, sujetos todos a la cabeza directriz que es el Señor Jesucristo. (→ IGLESIA.)

Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (1998). In Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.