GENEALOGÍA

GENEALOGÍA Lista que destaca el linaje de algunos individuos o las relaciones de parentesco entre grupos tales como familias, clanes, tribus o naciones. Se traza a través de los hombres, y las mujeres se mencionan solo excepcionalmente (por ejemplo, Gn 11:29; Nm 27:1–11).
Los exégetas distinguen dos géneros de genealogía: las históricas etnográficas (Gn 4:17ss; 5:1s; 6:9ss; 1:5ss; 10:1ss; etc.), y las tribales o patriarcales (Nm 1:5ss y passim; 1 Cr 2:12ss; 5:24ss y passim). La Biblia misma, sin embargo, no hace tal distinción entre el modo de crecimiento de un pueblo y el de una casa patriarcal, sino que afirma que todo el género humano tiene un padre común: → ADÁN. La → ELECCIÓN de Israel no es más que la selección de una familia (los descendientes de Jacob) de entre todos los seres humanos.
Entre los móviles que inspiraron la conservación de tradiciones genealógicas figuran: (1) identificar a un individuo para propósitos legales tales como la herencia; (2) establecer derechos para ocupar ciertos puestos, tales como el reinado y el sacerdocio (cf. Esd 2:59ss); (3) probar la pureza racial (cf. Esd 10:9ss; Jer 22:30; Ez 13:9); (4) demostrar con orgullo el parentesco con alguna eminencia del pasado; (5) fortalecer la autoridad de un oficio, trazando su origen al antepasado ilustre que lo recibió.
La genealogía es un género literario de difícil interpretación. En su composición intervienen móviles teológicos y artísticos que complican la recta comprensión. Por ejemplo:
1.El número de generaciones sigue a menudo una pauta esquemática; hay diez generaciones de patriarcas desde Adán hasta Noé y diez desde Sem hasta Abraham (Gn 5; 11:10ss); y en la → GENEALOGÍA DE JESÚS según Mateo aparecen tres series de catorce nombres cada una. En la mayoría de las genealogías, se calculaba convencionalmente que cada generación duraba cuarenta años (cf. Sal 95:10).
2. Para lograr tales esquemas, o para mencionar solo los personajes clave, hubo que dejar ciertas lagunas en las genealogías, se eliminó el nombre del padre de un individuo para relacionar a este más bien con su abuelo u otro antepasado (cf. Zac 1:1 con Esd 5:1). Por tanto, la expresión «hijo de» ha de entenderse a veces como «descendiente de». Además, las genealogías no ayudan mucho en la elaboración de cronologías exactas.
3. Los términos de parentesco pueden connotar otras relaciones además de las de sangre. «Hijo» puede significar «aprendiz» o «socio», y «hermanos» puede denotar a los firmantes de un pacto (Am 1:9).
4. La repetición de nombres en una lista puede reflejar la realidad histórica, porque en ciertas épocas los nombres personales se conferían como patrimonio familiar (por ejemplo, Lc 1:59, padre e hijo llevarían el nombre Zacarías). Además, un mismo individuo puede llevar varios nombres (por ejemplo, Eliú/Eliab/Eliel; 1 S 1:1; 1 Cr 6:27, 34).
A la luz de estas dificultades se hace evidente por qué las cartas pastorales advierten contra las contenciones que surgen en torno a la interpretación de genealogías, ya que algunos cristianos prestaban demasiada atención a las «fábulas y genealogías» (1 Ti 1:4; Tit 3:9).
Ciertos intérpretes del Antiguo Testamento entendían muy literalmente aun los silencios de las Escrituras. Porque Gn 14:18ss no menciona la familia de → MELQUISEDEC, el autor a los Hebreos saca la conclusión teológica de que este rey no tenía padre, ni madre, ni genealogía (Heb 7:3, 6).