LAPSO

Del latín lapsus = «deslizamiento, caída, acto de correr o deslizarse», derivado del verbo labor = «deslizarse, caer», gr. 1292 diástema, διάστημα, «intervalo, espacio», relacionado con 1339 diístemi, διίστημι, «separar». Se emplea en Hechos 5:7 para indicar un espacio de tiempo o intervalo. Lapso se convirtió en un término técnico en la Iglesia postapostólica para referirse a los que habían «caído» durante la persecución, con el sentido peyorativo de «renegados».
El término fue utilizado por Cipriano durante la persecución de Decio para señalar a los que habían fallado en su profesión de fe. Los tales tenían que someterse a penitencia pública para poder recibir luego la imposición de manos del obispo y del clero y ser admitidos de nuevo en la eucaristía. La discusión sobre las modalidades de la penitencia y la realidad misma de la salvación de los lapsos provocó dolorosos desgarrones que en Roma desembocaron en el cisma de Novaciano (rigorista) y en Cartago en el de Novato (laxista).