ESPOSO/ESPOSA

ESPOSO/ESPOSA La relación entre esposos constituye la unidad básica de la familia y de la sociedad. Su origen lo presenta la Biblia como un acto expreso de Dios, por el cual primero forma a la mujer y luego declara: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (Gn 2:24). A inicios de los tiempos del Antiguo Testamento el término «señor» designaba al esposo (Ba˓al, dueño de la mujer). Más tarde, Oseas usa la expresión Ishi, «marido mío» (2:16).
Además de ofrecer orientación divina para los mutuos deberes conyugales, la Biblia enaltece la relación entre esposos al usarla simbólicamente para referirse a la relación espiritual entre Dios y su pueblo. «Empezó a fornicar» (Nm 25:1–3; cf. Ez 6:9), se usa como descripción del quebrantamiento de esa relación por un acto carnal de idolatría.
Si tomamos el libro de → CANTARES como un poema alegórico, este nos presenta las relaciones ideales entre los esposos, vale decir, entre Dios y su pueblo o entre Cristo y su Iglesia. Los profetas usan la comparación directa, y aun dramática, como → OSEAS (Jer 2:2; Ez 16:8; Os 2:16).
Algunas veces en el Nuevo Testamento se hace referencia a los desposados como si fueran esposos. La imagen del novio se transfiere de Jehová a Cristo (Mt 9:15; 25:1–3; Jn 3:29) y la de la novia a la Iglesia (2 Co 11:2; Ap 19:7; 21:2; 22:17). El apóstol Pablo convierte la comparación así establecida en una ilustración de la posición y deberes mutuos del esposo y la esposa (Ef 5:22, 23). En la escena final de Apocalipsis (22:17) el Espíritu y la Esposa dicen al Esposo: «Ven».