CASA Término que puede referirse a una construcción relativamente sencilla, como una vivienda, o a un edificio de mayores proporciones, como un palacio (residencia del rey y sede de su gobierno, 2 S 11:9) o un templo (morada de Dios y lugar de su culto, 1 Cr 22:1; 2 Cr 24:4).
En Palestina, las casas más antiguas que se han descubierto estaban hechas de barro. Es curioso notar que el ladrillo secado al sol que se usaba en aquel entonces era de mejor calidad que el que se usa en la actualidad en la construcción de casas humildes en Jordania y Líbano. Más tarde se llegaron a emplear ladrillos cocidos al horno, especialmente en los cimientos de las casas.
Una reconstrucción tamaño natural que muestra la probable apariencia de una casa común y corriente en Palestina más o menos en el 750 a.C. Note los agujeros en las paredes que permitían que entrara aire y luz y saliera el humo.
Durante la época bíblica, la mayoría de las casas se hallaban en las ciudades o pueblos. Los agricultores salían cada mañana de la aldea para atender sus campos y regresaban en la tarde. En las ciudades las casas eran más pequeñas que en los pueblos. En algunas ciudades las casas formaban parte de los muros de protección, como en Jericó (Jos 2:15).
Una casa típica de Jericó era cuadrangular con un vestíbulo al frente, bodegas a cada lado en donde guardar comida y granos, y una pieza principal que servía de sala y dormitorio. Detrás había un patio cerrado donde se guardaban a los animales. A veces, debajo de las casas había un establo donde se encerraba a los animales cuando había mal tiempo.
Interior reconstruido de una típica casa palestina de tiempos veterotestamentarios. Note la cocina, u horno de barro, en el centro a la izquierda; el telar horizontal (izquierda); y el área para comer, con estera y tazones, en el fondo.
El ama de casa cocinaba sobre un brasero o un fuego abierto. No había chimenea y el humo salía por las ventanas o pequeñas aberturas cerca del techo. El techo se fabricaba de vigas de madera cubiertas de cañas de bambú con una capa de greda para resistir la lluvia. El piso de las casas humildes era de barro o de piedra natural. Muchas veces había una escalera exterior que conducía a la azotea o el terrado. Si la casa tenía una pieza para huéspedes, se encontraba en la azotea (2 R 4:10). A veces, para las fiestas especiales, se construían → CABAÑAS en los terrados. La ley exigía un pretil o baranda alrededor del terrado (Dt. 22:8) en donde se celebraban muchas actividades familiares: oración, conversación, trabajo, descanso, etc. Las noticias se proclamaban desde la azotea (Mt 10:27; Lc 12:3).
En las regiones montañosas se construían casas de piedra; en las llanuras generalmente eran de ladrillo. Los muro gruesos resistía tanto el frío como el calor. Las ventanas eran pequeñas y protegidas con barras de madera o hierro. La puerta se hacía de madera gruesa y más tarde de hierro; y se cerraba en la noche con una barra de hierro o madera (Lc 11:7).
En las ciudades griegas del primer siglo, las casas de familias acomodadas tenían un atrio central, sin techo, con varias habitaciones distribuidas alrededor de este. Atrás estaban los espacios dedicados a la producción de alfarería, textiles u otros artefactos fabricados por la casa-empresa.
Uso En Sentido Figurado
El término «casa» se usa también en sentido figurado para referirse a una familia o un linaje familiar, como «la casa de David» (2 Cr 10:19; Is 7:13; Jer 21:12), o bien a toda la nación: «la casa de Israel» (1 S 1:12).
En las sociedades antiguas, la «casa» constituía la unidad básica de producción económica y organización social. Abarcaba a personas de varias generaciones y grados de parentesco, e incluía a esclavos y otros dependientes que laboraban en la empresa doméstica, al estilo de las haciendas coloniales en América Latina. Fuera de estos establecimientos, los pequeños comerciantes y artesanos pobres ocupaban estrechos locales de trabajo que les servían también de vivienda.
En el mundo grecorromano, la administración correcta del complejo doméstico se consideraba de vital importancia para el funcionamiento eficaz del estado. El tema «Sobre el manejo de la casa» aparece repetidamente en los tratados sobre el gobierno de las ciudades griegas. El mantenimiento del orden social se hacía depender de la estructura patriarcal de las «casas», que constituían la base económica de la sociedad. La estratificación doméstica destacaba tres pares de relaciones desiguales: amos/esclavos, esposos/esposas, padres/hijos. Cualquier alteración de este modelo patriarcal (digamos, una tendencia hacia relaciones más igualitarias) bordeaba en la subversión. Cuando el cristianismo llegó al mundo grecorromano con una nueva valoración de las personas, la clase dominante no tardó en percibir el potencial subversivo de esta nueva religión. Algunos opinan que los códigos domésticos de las epístolas responden a la necesidad de desviar este tipo de acusación (cf. Col 3:18–4:1; Ef 5:21–6:9 y 1 P 2:17–3:7).
Los romanos incorporaron el modelo de la «casa» a la política del imperio y desarrollaron una ideología en que el César se atribuyó el rol de un paterfamilias absoluto que detentaba todo poder. El término «la casa del César» abarcaba toda la burocracia imperial. Algunas personas que servían en esta «casa» eran ya cristianos en tiempos de Pablo (Flp 4:22).
Las primeras comunidades cristianas se reunían en las casas de sus miembros, probablemente como células en las viviendas humildes. Cuando se reunía toda la iglesia «en un solo lugar» (1 Co 14:23), este local sería la casa de una de las pocas familias más acomodadas. Según los restos arquelógicos del primer siglo, una casa amplia daría cabida a unas 60 a 70 personas paradas en el atrio central. El trato desigual típico de una casa patriarcal se prolongaba en la iglesia, y Pablo lo denunció (1 Co 11:21–22).