Aguas de Celo Aguas tomadas quizás de la fuente de bronce y usadas en el rito cuando el marido sospechaba de su mujer sin poder comprobar la infidelidad (Nm 5:11–31). El sacerdote escribía en un rollo la maldición de Dios sobre el adulterio y luego borraba las letras con aguas en que había echado polvo del suelo del tabernáculo. El polvo representaba la santidad de Jehová que moraba en el tabernáculo y la tinta su ira contra el adulterio. Se mecía la ofrenda de un efa de harina de cebada y se quemaba un puñado de ella sobre el altar. Luego, las aguas de celo preparadas, que simbolizaban la afrenta de la mujer, se les daban a beber ante el Santo Israel, quien la juzgaría.