EMBALSAMAMIENTO

EMBALSAMAMIENTO. Jacob y José fueron embalsamedos en Egipto, pero no parece que fuera practicado por los hijos de Israel (Gn. 50:2, 3, 26). Los historiadores Herodoto (II, 86–89) y Diodoro (I, 91) describen el proceso de embalsamamiento en Egipto. Había diferentes modos según el rango del difunto, o en proporción a lo que estuvieran dispuestos a pagar sus parientes. En resumen, se puede decir que el cuerpo era dejado en nitro durante treinta días, a fin de eliminar toda su humedad superflua o nociva, extrayéndose en ocasiones el cerebro y las entrañas; durante los siguientes cuarenta días era ungido con gomas y especias para conservarlo. Cuando acababa esta fase, el cuerpo era envuelto en redondo con vendas, y finalmente era puesto en un sarcófago, que tenía una forma parecida a la del difunto. En muchos museos se pueden ver las momias egipcias, y se puede constatar la maravillosa conservación del cuerpo.

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Entre los judíos, el cuerpo era meramente envuelto con vendas con una cantidad de especias. A Asa «lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas por expertos perfumistas» (2 Cr. 16:4). Nicodemo proveyó «un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras», y «tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos» (Jn. 19:39, 40).