Dinero

Dinero En el Antiguo Testamento, se refiere a los metales preciosos (oro, plata, cobre, etc.) usados libremente como medio de cambio. Es por tanto distinto a la moneda cuyo peso y aleación legítimos garantizaban la autoridad pública al acuñarla. En la antigüedad, el dinero se pesaba en forma de barras, anillos o lingotes (Jos 7:21). Por eso, en el Antiguo Testamento el verbo «pagar» significa en realidad «pesar» para su entrega (Gn 23:15, 16; Is 46:6; Jer 32:9). Al pago se le llamaba kesita (Gn 33:19; Jos 24:32; Job 42:11), pero más tarde se designa simplemente como «pieza» o «moneda».

En la historia económica de la Palestina anterior al cautiverio, no existía ninguna moneda acuñada. Esto no se conoció en la región sino hasta la época persa, y en el Asia Menor tal vez en el siglo VII a.

Monedas Persas

Entre las primeras monedas se cuentan las que acuñaba en Lidia el rey Creso (561–546 a.C.). Ciro el Grande conquistó el país, y seguramente llevó consigo la idea de acuñar monedas en su país.

El rey Darío el Grande (522–486 a.C.) acuño monedas de oro conocidas como daricos (dracmas de oro en algunas versiones castellanas de la Biblia) en la que aparecía la efigie del rey persa. Esta era común entre los israelitas durante la cautividad. Era similar a la moneda de oro de cinco dólares norteamericana.

Los arqueólogos han hallado monedas de diseño griego que dicen «YGD» (Judá), probablemente acuñadas por los persas para el uso de los judíos. Sin embargo, estas monedas no se mencionan en la Biblia.

Monedas Griegas

Los griegos pronto adoptaron la práctica de acuñar monedas, en las que grababan figuras de animales, objetos y dioses griegos, y las llamaron → Dracmas. El tetradracma o siclo de Tiro tenía el tamaño de una moneda norteamericana de cincuenta centavos. Probablemente circulaba entre los israelitas.

Alejandro el Grande de Grecia conquistó el Imperio Persa. En el período entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, las monedas griegas (especialmente el tetradracma) comenzaron a circular por toda Palestina. Después de Alejandro, los tolomeos establecieron casas para acuñar monedas en Gaza, Jaffa y Tiro.

En el Nuevo Testamento, los judíos utilizaban el didracma (pieza de dos dracmas) para pagar el impuesto del templo (Mt 17:24). Se menciona también el estatero (Mt 17:27), moneda equivalente a cuatro dracmas ed.). Nashville: Editorial Caribe.

Monedas Judías

Cuando los seléucidas se apoderaron de Palestina, allá por el año 200 a.C., impusieron la cultura griega a los judíos. Cerca del año 167 a.C., los judíos se rebelaron bajo el mando de Simón Macabeo, y el derecho a acuñar moneda era uno de los motivos. La rebelión fracasó. La dominación seléucida se prolongó hasta que la familia sacerdotal judía de los asmoneos, a la que pertenecían los macabeos, se rebeló, tomó el poder y comenzó a emitir monedas de cobre (medio → Siclo, un tercio de siclo y un cuarto de siclo de peso). Pero esta breve fase de libertad duró solo hasta que los romanos se anexaron a Palestina en el 64 a.C.

La única moneda judía que menciona el Nuevo Testamento son las dos blancas o cuadrante que mencionó Jesús en Mateo 5:26 y que valía una cuarta parte de una moneda de plata. Vuelve a mencionarse en Marcos 12.

 

Monedas Romanas

Las monedas romanas que se mencionan en el Nuevo Testamento tenían una marcada influencia griega, aun las de Herodes el Grande y sus hijos. La unidad básica era el → Denario de plata, que probablemente equivalían al salario diario de un obrero, como en la parábola de los obreros de la viña (Mt 20:9–10, 13). A Jesús le mostraron un denario cuando trataron de comprometerlo en cuanto a si se debía pagar impuestos a Roma (Mt 22:15–22).

El denario de oro valía como veinticinco denarios. La «moneda de plata» apenas valía la decimosexta parte de un denario de plata.