BESO como saludo y muestra de afecto, amistad o reverencia. Los judíos lo practicaban como prueba de afecto entre prometidos (Gn 29:11ss), cónyuges (Cnt 8:1), parientes (Gn 33:4; Rt 1:14; 1 R 19:20; Lc 15:20) y amigos (1 S 20:41) y como rito ceremonial (1 S 10:1; cf. Est 5:2, TA). Este último, en reconocimiento del «ungido de Dios» (cf. Sal 2:12, RV-1909), puede ser una práctica cultual parecida a las que se hallan entre los paganos. Besar la mano (Job 31:27) o una imagen (1 R 19:18; Os 13:2) es un acto de adoración. Además, el beso puede ser una simple provocación sexual (Pr 7:13).
El beso más famoso de la Biblia fue el que Judas dio a Jesús, no como expresión de amor, sino de traición (Mt 26:48s; Mc 14:44s; Lc 22:47s).
Entre los cristianos el beso expresa afecto comunitario (Hch 20:37) y se menciona en el saludo epistolar como «ósculo santo» (Ro 16:16; cf. 1 Co 16:20), «ósculo de amor» (1 P 5:14). Luego la práctica entró en la liturgia de la iglesia.